21/6/16

«Primalettres»

Entre correcciones, escribir y mi trabajo mañanero siempre saco un ratito por la noche, a última hora, cuando ya estoy en la cama, para leer. Agarro ese libro que me espera paciente durante el día y lo acerco hasta mi nariz para oler sus páginas. Es como un ritual antes de empezar, como taparte con la manta en el sofá, en invierno, antes de que empiece la película que estás deseando ver. Ya con eso me transporto, me mezclo entre los personajes, como si del narrador se tratara, para inmiscuirme en sus vidas y dejarme arrastrar por lo que me quieren contar. 

No puedo negar que son muchos los libros que llegan a mis manos, ya sea en digital o en papel, pero no todos ellos consiguen engancharme para terminarlos. Siempre había pensado que cuando se empezaba una nueva novela había que terminarla. Pero con el paso del tiempo he llegado a la conclusión de que no tiene ni debe ser así, muy al contrario, un libro es para disfrutarlo, no para «sufrirlo». 

Que una lectura romántica es mi debilidad, no podría negarlo, pero pertenezco a ese grupo de lectores que les gusta disfrutar con una buena narración, una buena obra, en definitiva. Aunque sí que es cierto que tengo a unos autores como favoritos, también es verdad que me gusta conocer a los que emergen, a los que se atreven a luchar por tener su hueco, y como podrás ver más abajo resultan ser muy interesantes. 
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 Anna Casanovas e Isabel Keats son siempre una apuesta segura. No en vano trato siempre de hacerme con sus nuevas publicaciones aunque tarde meses en leerlas. Las historias románticas de Casanovas llegan al corazón, directo y sin paradas. Con Keats el sentimiento está asegurado y, en algunas de sus novelas como Vacaciones al amor el humor te dibuja la sonrisa.

José de la Rosa fue un descubrimiento que me causó ese buen instinto lector después de leer estas dos historias. Con Un lugar donde olvidarte me sorprendió. Y en La leyenda de tierra firme hilvana con bastante acierto presente y pasado al hilo de una búsqueda histórica.

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Mar Carrión con El jardín de Neve hace las delicias para los corazones románticos. Es inevitable leer esta historia cuando ya has leído casi todas las anteriores de su autora y sobre todo consigue que no se olviden con facilidad sus novelas. Un libro que no defrauda, en absoluto, y que te deja con el apetito de buscar más. 

Bela Marbel y su Última entrega consiguió hacerme reír al mismo tiempo que me mantuvo enganchada de principio a fin. Una comedia romántica con la que ¡me lo pasé en grande!

La novela negra ocupa un lugar importante en mi estantería. La mente humana y las pasiones más bajas siempre me han parecido fascinantes y Víctor del Árbol la desgrana a fondo en La víspera de casi todo. Una novela coral en la que se muestran las diferentes formas de lidiar con el dolor. Sus personajes se enfrentan al sufrimiento de una manera muy particular narrando una historia que sorprende hasta el último momento. Una apuesta segura para los amantes de este género.

De algunos de los nuevos que he ido encontrando en digital, en esta primavera me quedo con los dos siguientes de una manera más especial; me ha sorprendido lo que he encontrado en sus publicaciones.

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Sí, entre todos mis libros, en este caso en digital, también se encuentra uno de poesía. Aunque no soy muy seguidora, en esta ocasión, quería conocer la pluma de su autor, Adrián López, a quien conocí en un evento literario realizado en Almería, y me dejó a la expectativa de su obra.
Y tras leerlo, solo puedo decir chapeau. Una obra que recuerda sentimientos vividos por todos. Muy recomendable para las almas poetas.




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A través de Twitter conocí esta obra. Una novela corta, mucho -72 páginas- que su autor promociona muy seguro de lo que ofrece. Y no puedo más que estar de acuerdo con él. Después de leerla me queda la sensación de una obra bien escrita, bien narrada (algo fundamental en un libro corto o largo) y con una trama que te engancha hasta el final. Atrapa la tensión que relata en cada línea y eso es lo que busco siempre en un libro. Desde aquí, felicito a Roberto Martínez Guzmán y le animo a seguir creando obras como esta, aunque eso sí, un poco más largas.



Como decía al principio, no todo lo que empiezo a leer lo termino. Hay novelas que necesitan un par de vueltas más antes de ser publicadas para conseguir que el lector se quede con ellas hasta el final, pero, lamentablemente, no es así. Y esas prefiero no mencionarlas por respeto a sus autores. Pero me quedo con la sensación de haber disfrutado de las historias que os comento arriba y con muchas más ganas de seguir descubriendo géneros y autores.

El próximo equinoccio de otoño te traeré, en una nueva entrada, las lecturas del verano, así que voy a preparar la lista para no perderme entre tanto libro pendiente.
¡Un saludo!



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